El desafío del encargo fue transformar un departamento construido hace 70 años y adecuarlo a la vida de una pareja contemporánea. El edificio está ubicado en la esquina de José Miguel de la Barra con Ismael Valdés Vergara, con vistas sobre el Museo de Bellas Artes y al Parque Forestal.
La principal propuesta fue construir una continuidad espacial que permita romper la rigidez programática original. De esta forma no solo se aumenta la percepción espacial del departamento, sino también se incorporan los distintos usos de manera pareja, sin prioridad de uno sobre otro.
A través de 5 vanos de distintos tamaños, cada uno con una puerta corredera, es posible combinar distintos cierres y así adaptar los espacios dependiendo de las circunstancias; desde abrir todos los vanos y unificar la totalidad de los recintos a cerrar algunos para lograr mayor privacidad. De esta forma es posible usar un recinto como pieza de invitados o evitar los olores mientras se cocina. Esta condición flexible de uso, inherente a la vida de sus propietarios, fue una de las operaciones importantes del proyecto.
Con especial cuidado fue tratada la elección de los materiales. Componer con dos es más fácil que con tres. Se trabaja con 2 materiales que cualifican la imagen del proyecto; fierro crudo y madera. Con planchas metálicas de 1 cm espesor y tablas de mañío se construyen los centros y puertas correderas de cada uno de los 5 vanos. Sumados a estos elementos y con los mismos materiales se diseñan todos los muebles y sus quincallerías. Fueron dos maestros, un carpintero metálico y otro de madera, los encargados de ejecutar las obras con el rigor, perfección e imperfecciones de la cada vez más escasa disciplina del artesano.
Año proyecto: 2015
Año construcción: 2015-2016
Superficie: 230 m2
Ubicación: Parque Forestal, Santiago
Fotografía: Nicolás Saieh